Seleccionar la categoría que desea ver:
La Huaca Cao Viejo, ubicada en el complejo arqueológico El Brujo en Magdalena de Cao, en La Libertad, es uno de los temp ...
La cultura mochica ha sorprendido por sus prácticas funerarias complejas. Entre los descubrimientos más destacados está ...
Para recibir nuevas noticias.
Rubén H. Buitron Picharde
Jefe del laboratorio del Complejo Arqueológico El Brujo
Unas de las actividades productivas más antiguas de la humanidad, incluso antes de la domesticación de las plantas, es nada menos que la práctica de organizar fibras vegetales en bellos tejidos; nos referimos a las actividades de cestería. Aunque en la actualidad representa una actividad económica relegada a las artesanías, en tiempos muy remotos de la humanidad fue crucial para la subsistencia y desarrollo cultural. Los registros arqueológicos más antiguos que se tienen provienen de los asentamientos paleolíticos de Moravia, República Checa, con una antigüedad que va de los 27000 a 29000 cal. AP. (Adovasio, 2010). Se trataba de impresiones en barro, donde se pudo identificar variedades de la técnica entrelazada; evidenciando un alto grado de desarrollo tecnológico alcanzado por la humanidad en sus inicios.
En el caso de los Andes sudamericanos, a la fecha, los reportes más tempranos de cestería y cordelería se encuentran en la cueva de Guitarrero (Fig.1), ubicado en el Callejón de Huaylas. Los fragmentos de cestería entrelazada y cordelería fueron datados entre los 12800 y 10600 cal. AP. (Jolie et al., 2011). Según sus investigadores, los artefactos en fibra vegetal fueron parte del equipamiento esencial para el internamiento y dominio de las zonas altoandinas, por parte de los primeros grupos que poblaron esta parte del continente.
Fig.1. Fragmentos de cestería con técnica entrelazada descubierta en la Cueva de Guitarrero (Jolie et al., 2011)
En relación a la franja costera andina, los reportes de cestería más antiguos se encuentran en los sectores pre monticulares de la Huaca Prieta, Valle de Chicama. Las últimas investigaciones (Dillehay et al., 2017) han reportado fragmentos de cestería en junco, elaborados mediante dos variantes de la técnica del entrelazado, fechados para los 10.600 y 11.159 años cal. AP. Debido a lo tupido y rígido de los fragmentos se plantea hipotéticamente que hayan servido como trampas, parte de cestos para pescar o a modo de petate para el piso. Lo cierto es que su importancia reside en su vínculo con las actividades económicas de subsistencia a inicios del desarrollo humano.
Para los 3 000 a.C. la cestería y cordelería ya contaban con un desarrollo importante y distribución en gran parte del territorio Andino, prueba de ello es el cementerio arcaico de Chilca, pueblo 1, ubicado al sur de la ciudad Lima. En este sitio se descubrió una aldea y un cementerio, donde los petates y bolsos eran los artefactos más usados en sus fardos funerarios (Fig.2). De igual forma que en épocas posteriores, la técnica del entrelazado, en sus variantes abierta y espiral son las que más predominan (Engel, 1988). Acá podemos evidenciar que estos artefactos ya cubrían otras necesidades de la vida social como elaboración de casas, almacenaje, prácticas funerarias e incluso se pudo identificar artefactos en fibra vegetal con forma de animales a modo de juguetes.
Fig.2. Patrón funerario en Chilca, Pueblo1. Nótese el uso normalizado de petates en sus fardos funerarios (Engel, 1988).
El progresivo desarrollo de las sociedades prehispánicas elevó la demanda de artefactos de cestería, otorgándole un gran valor a las áreas naturales donde se extraían las materias primas. Nos referimos principalmente a las lagunas y humedales, lugares donde se recolectaba y cultivaba el junco (Juncus), la totora (Schoenoplectus californicus) y diversas especias de eneas. Según María Rostworowski (2016), la demanda de estas plantas para la elaboración de petates y cestas fue tan intensiva que, en 1654, el cacique de Huamán (Trujillo) solicitaban, al gobierno español, derechos sobre varias lagunas pantanosas para el cultivo de juncos.
Como hemos podido ver, la cestería cumplió un rol muy importante en la vida de las sociedades prehispánicas; pero además representa el antecedente directo de los textiles tal como los conocemos, una vez que el algodón es domesticado allá por los7800 cal AP (Rossen, 2011). Un ejemplo de lo que decimos son los textiles de algodón descubiertos en la Huaca Prieta. Fueron elaborados mediante las mismas técnicas entrelazadas de la cestería y datan de los 6200 cal AP (Splitstoser et al., 2016).
En relación a los procesos productivos implicados en la cestería, se tuvo cuatro pasos principalmente:
- Recolección: Nos referimos a la extracción de la materia prima, ya sea cultivada o no. Según estudios sobre el manejo de estas plantas en poblaciones modernas de la costa peruana (Aponte, 2009), indican que las fibras pueden ser recolectadas en humedales casi todo el año, aunque los pobladores modernos evitan los meses de verano para evitar plagas. Su recolección puede ser manual mediante la extracción directa, pero suele dejarse los rizomas en el sustrato para que puedan volver a crecer.
- Secado: Una vez cortada la materia prima, eran transportados a puntos de secado. Las fibras deben perder toda humedad para que sean más ligeras y moldeables. Por ello, se expone al sol por algunos días. En este proceso pierden su color verde y obtienen ese color amarillo característico.
- Seleccionado: Antes de ser transportados para su posterior tejido, son seleccionados según tamaño, calidad de fibras y el tipo de uso que tendrá. Como señalamos líneas arriba, la cestería posee una variada gama de productos destinados a la construcción, practicas mortuorias, objetos de prestigio o simplemente como petates para el suelo. Una vez seleccionados son empaquetados y llevados para que el artesano pueda tejerlos.
- Tejido: Hace referencia al conjunto de conocimientos y trabajo manual invertido por el artesano. Las técnicas dependen mucho del tipo de artefacto que se desea elaborar, así como la variedad de técnicas que el grupo social dominaba.
Pero ¿Cuáles fueron las técnicas de manufactura más utilizadas? Según James Adovasio (2010), famoso especialista en el estudio de cestería, las técnicas se agruparon principalmente en 3:
Fig.3. Técnica en espiral (Modificado de Calo, 2008).
Fig.4. Técnica del entrelazado (Adovasio, 2010)
Fig.5. Técnica tejida del tipo sarga (Adovasio, 2010)
Gran parte de los artefactos de cestería solían elaborarse con varias de estas técnicas (Fig.6); asimismo se tiene reportes de otras técnicas como el calado, trenzado, etc., pero que fueron trabajados en menor cantidad.
Fig.6. Fragmento de cesto descubierto en Huaca Prieta. Nótese el uso de las técnicas entrelazado y tejida (Bird et al 1985)
El Complejo Arqueológico El Brujo, se encuentra próximo a la desembocadura del rio Chicama, área geográfica favorecida por humedales. Incluso en la actualidad, en temporadas de lluvias, es común la aparición de pequeños humedales donde crecen totorales y juncos (Fig.7). Esto da a pensar que, en época prehispánica, las áreas de extracción de la materia prima para la cestería fueron mucho más extensas y probablemente ampliadas artificialmente con inundaciones controladas mediante canales.
Fig.7. Presencia de junco en la desembocadura de dos canales adyacentes a Huaca Prieta.
Al contar con áreas importantes de extracción y una ocupación humana de larga data, se entiende mejor el hallazgo de especímenes que superan los 10 000 de antigüedad para las fases pre monticulares de Huaca Prieta. Posteriormente, las investigaciones realizadas sobre el mismo montículo (Bird et al., 1985) concluyen que la cestería tejida y entrelazada tuvieron un grado de hegemonía hasta poco después del ingreso de los textiles de algodón. Las nuevas tecnologías entrantes como la cerámica, materiales de construcción más estables y principalmente los textiles de algodón restringieron su producción a petates, cestas y algunos artefactos de especiales.
En Huaca Cao, durante la época Mochica (200-700 d.C.), se ha reportado extensos petates rectangulares de junco, de más de 3 metros de largo, elaborados en técnica tejida del tipo sarga (2/1), que cubrían los fardos funerarios de la élite; tal como ocurrió en los fardos de la señora de Cao (Fig. 8) y dos de sus acompañantes (Mujica, 2007). Estas piezas se encuentran en los almacenes del CAEB y poseen atributos y acabados bastantes elaborados, lo cual estaría indicando que la cestería habría logrado un importante desarrollo tecnológico desde las épocas de Huaca Prieta.
Fig.8. Detalle del petate de junco que cubría el fardo de la Señora de Cao.
Para la época transicional (800-900 d.C.), se tiene un petate hallado en la base de la tumba 1-1995 (Franco et al., 2007). Lamentablemente no se tienen más evidencias de cestería en esta época, debido principalmente al huaqueo intensivo que han sufrido estas tumbas.
Afortunadamente, para época Lambayeque (900-1200 d.C.), se tiene reportado un cementerio. Se ubicó sobre los escombros del frontis norte de la Huaca Cao Viejo. Los entierros excavados han develado una gran variedad de artefactos en cestería como petates, costureros, bolsas y artefactos poco comunes como tocados. Esta variedad se debe, en buena medida, a que en el cementerio se enterró indistintamente a la población llana y la elite local. El manejo de técnicas es muy variado, destacando principalmente las sargas, los entrelazados y el calado, para los tocados.
Para épocas posteriores, se tiene pocas evidencias documentadas. Esto, debido que los asentamientos principales se encontraban fuera de El Brujo.
Como hemos podido ver, la cestería fue una actividad económica muy importante para la humanidad, representando uno de los pocos trabajos que se relaciona directamente con la extracción sostenible y preservación de los humedales. Este vínculo, incluso en la actualidad, hace que las poblaciones que resguardan aún estos conocimientos establezcan una relación de empatía con su medio, además de ser receptarías de conocimiento milenarios que lamentablemente se han ido perdiendo progresivamente. En ese panorama, la cestería representa una oportunidad y un legado que debemos fortalecer y resguardar para lograr un desarrollo integral y coherente de nuestra sociedad.